viernes, 10 de septiembre de 2010

Un actor a la deriva

Reseña del libro "un actor a la deriva" De Yoshi Oida

Por Erick Silva

El libro “un actor a la deriva” es un libro escrito por el japonés Yoshi Oida, donde narra su camino que lo hizo un actor único en su tipo dentro del terreno teatral. Gran cantidad de actores occidentales se han interesado por el trabajo oriental y viajan a esas tierras para aprender algunas de las técnicas de oriente, no solo de actuación sino de meditación (Budismo, Zen, etc.) O incluso de artes marciales, esto debido a los extraordinarios recursos técnicos tanto físicos como mentales que pueden ser adquiridos gracias a estas disciplinas. Pero es un tanto atípico que un actor de origen oriental particularmente japonés, salga de su país motivado por un profundo interés en conocer a fondo las técnicas occidentales. Por eso considero el aporte de Yoshi fundamental para el teatro contemporáneo debido a que sus reflexiones sobre el trabajo occidental, no parten de meros prejuicios o vanas contemplaciones.


Peter Brook uno de los mejores directores de teatro de Europa y el mundo, tiene la brillante idea de hacer un grupo de teatro experimental donde convivan actores de distintos países que hayan tenido distintos entrenamientos, el grupo estaba conformado por norteamericanos, Franceses, Ingleses y un Japonés. La primera observación de Oida en el libro es dentro de mi particular punto de vista una de las mas relevantes ya que elimina uno de los prejuicios que probablemente muchos actores y en general el mundo teatral de oriente tienen sobre el teatro occidental y señala lo siguiente: “la expresión teatral no es un simple intercambio de texto entre dos actores, si no el descubrimiento de las motivaciones que subyacen en el y que provocan una conversación especifica. En cierto sentido las palabras vienen después” Con estos intercambios artísticos y culturales los actores aprendían diferentes formas de transmitir la energía teatral.



Por otra parte también observo que los actores occidentales se molestaban por la repartición del elenco en particular se molestaban aquellos a quienes se les asignaban papeles diminutos, cuando en Japón sucede que los actores son entrenados para que el trabajo que realizan en escena no sea hacia si mismos si no para auxiliar el trabajo de los demás.

En cambio notó que en occidente a los actores se les permitía ser mas creativos en su desempeño actoral e incluso cuestionar algunas decisiones del director con respecto para sus propios personajes, aspecto que enriquecía el trabajo de ambos y en general de la obra, puesto que el resultante de dichos enfrentamientos la mayoría de las veces conducía a una solución que sorprendía a los dos y que no hubiera sido posible sin esa contraposición de dos posturas. En cambio en oriente los actores se limitan a asentir cualquier decisión que tome el director y en general las obras tienden a ser representadas de forma tradicional, las obras permanecen idénticas a través de los tiempos y en eso radica el trabajo escénico en tratar de reproducir idénticamente la obra tal y como se monto la primera vez. Aspecto que difiere del teatro occidental donde la misma obra puede ser representada de manera muy subjetiva dependiendo del director e incluso se puede llegar a desarticular un texto dramático para ser representada dentro de la visión particular de quien dirija el montaje.

Yoshi relata que en sus primeros trabajos actorales no le agradaron del todo, pese a que las criticas fueron muy buenas, pero el atribuía ese particular entusiasmo de los espectadores por la cualidad exótica de su indumentaria, su forma particular de representar al puro estilo del teatro Noh y Kabuki. Y no por una verdadera comunicación internacional. Por lo que califico de mero turismo cultural sus primeros trabajos en escena.

Su primera experiencia como turista lo hizo darse cuenta de que no conocía su propia herencia cultural y regreso a Japón para internarse en un templo de budismo zen. Un día en el templo un maestro que se enteró que el era actor le dijo lo siguiente: “cuando sostengas un tazón de té sostenlo como si pesara 100kg y cuando levantes una pequeña mesa sostenla como si pesara una montaña. Con esto no quería decir que el mimara el peso de la s cosas, si no que diera al gesto el peso completo de su concentración. Una vez terminado su aislamiento en el templo, regresa a Europa para continuar trabajando con Peter Brook.

La aportación de Oida al teatro es esencial para el teatro moderno y este libro “un actor a la deriva” es el testimonio de todos esos años de descubrimiento, narrado de una forma tan sencilla, honesta, carente de toda retorica, propio de un japonés honorable que hace acertadas observaciones hacia el teatro occidental. No como un sujeto que enjuicia o compara un teatro con otro para argüir que el teatro del que proviene es mejor que el que recién conoce, sino como un sujeto que ve el teatro como una unidad y que descubre que hay distintas formas de transmitir la energía teatral e incluso hay otros medios para enriquecer tu trabajo como actor en su caso particular la meditación y el Zen. Pero que hay puntos sustanciales donde ambos teatros convergen partiendo como medio de transporte la honestidad en escena y el autoconocimiento del actor para encontrar las motivaciones que subyacen en el, como lo es propio en el teatro occidental. O el estilo oriental donde lo fundamental es “vaciarse” por medio de la concentración y poder ser de esta forma un cántaro en el escenario donde el espectador será quien le de la forma o elija el liquido que quiere que lo contenga. Cualquiera de los dos implica un trabajo interno para que el actor limpio de impurezas pueda trabajar con los demás actores y surja un intercambio genuino y fundamental entre dos personas y pueda surgir algo que el llama "energía humana fundamental" solo de esa forma se puede decir que los actores están en ese proceso de intercambio para crear "teatro".


Bibliografía

Titulo: "Un actor a la deriva"


Titulo Original: "An Actor Adrift"

Editorial: El milagro
No. De edición: 1era Edición
año: 2003
Traducción: Rodolfo Obregón

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