sábado, 15 de mayo de 2010

Respuesta a Stanivlasky

Por Jerzy Grotowski.

1.

Ciertas preguntas no tienen sentido. “¿Stanislavski es importante para el nuevo teatro?” No lo sé. Hay cosas nuevas como las revistas de moda. Y hay cosas nuevas pero antiguas como los orígenes de la vida. ¿Por qué preguntan si Stanisvlaski es importante para el nuevo teatro? Da tu respuesta a Stanislavski – que no se base en la ignorancia de la cosa, sino en su conocimiento práctico. O eres creativo o no. Si lo eres, de algún modo lo superas, si no lo eres, eres fiel, pero estéril.

Es prohibido pensar según estas categorías “¿es importante hoy?” si es importante para ti, pregunta: ¿Por qué? En vez de preguntar si es importante para los otros o para el teatro en general. “¿El trabajo del actor sobre si mismo es un libro actual incluso hoy en día? Esta pregunta no tiene sentido por el mismo motivo ¿Qué cosa es el trabajo hoy día? Significa precisamente que existe el trabajo hoy que, por la fuerza de las cosas, es diverso del trabajo ayer. Pero ¿el trabajo hoy es el mismo para todos? Existe tu propio trabajo. Entonces puedes preguntarle si ese libro es importante para ti en tu trabajo. Pero no preguntármelo a mí. No se puede responder en lugar de alguien.

2.

Uno de los malentendidos preliminares relativos a esta problemática deriva del hecho de que para muchas personas es difícil diferenciar la técnica de la estética. Es así: considero que el método Stanislavski haya sido uno de los más grandes estímulos para el teatro europeo, en particular en la formación del actor; al mismo tiempo me siento lejano de su estética. La estética de Stanislavski era el producto de su tiempo, de su pais y de su persona. Todos somos productos de la asociación de nuestras tradiciones y nuestras necesidades. Se trata de cosas que no es posible trasplantar de un lugar a otro sin caer en los patrones, en los estereotipos, en algo que ya esta muerto en el momento en el que se lo llama a existir. Y lo mismo sucede en el caso de Stanislavski, como en el nuestro y en el de algún otro.

3.

En el sentido profesional me forme en el sistema de Stanislavski. Creía en cierto modo en el profesionalismo. Ahora no creo más. Hay dos tipos de velos, dos géneros de fuga. Se puede huir en el diletantismo llamándolo “libertad”. Se puede huir también en el profesionalismo, en la técnica. Ambas cosas pueden servir como pretexto para la absolución. En un tiempo creia en la profesión. En este campo Stanislavski era para mí el ejemplo. Cuando comencé mi trabajo, mi punto de partida era su técnica. Pero una base “sui generis” para mí era también su actitud que lo impulsaba a descubrir cada fase de la vida.

Stanislavski estana siempre en camino. Hizo las preguntas fundamentales en el campo de la profesión. Si se trata de respuestas, entre nosotros descubro más bien las diferencias. Pero le tengo un gran respeto, y pienso en él frecuentemente cuando veo que confusión se puede crear. Los alumnos… pienso que me haya sucedido también.

Los verdaderos alumnos no son jamás alumnos.

Un verdadero alumno de Stanislavski era Meyerhold. El no aplicaba el sistema escolásticamente. Daba su propia respuesta. “Era un rival, no un alma buena” que protesta un poco por no estar de acuerdo. Tenía convicciones, era él mismo. De esto pagó el precio.

Un verdadero alumno de Stanislavski era Vajtangov. No se opuso a Stanislavski. Sin embargo, cuando aplico el sistema en la práctica, eso fue tan personal, y tan definido por las relaciones entre él y sus actores (pero también por el influjo de la época, por los cambios que habían sucedido, por el modo de ver la nueva generación…) que los resultados fueron muy diversos a los espectáculos de Stanislavski .

Stanislavski era un viejo sabio. Entre los alumnos, al que más aceptaba era a Vajtangov. En el estreno de Turandot cuando muchos pensaron que ya no podría estar de acuerdo con aquel espectáculo extraño y tan diverso a su trabajo, Stanislavski asumió una posición de plena y total aprobación. Sabia que Vajtangov había echo como el anteriormente, había dado una respuesta propia a las preguntas que ponía la vocación, a las preguntas que tenía el coraje de hacerse, evitando al mismo tiempo los estereotipos, incluso los estereotipos del trabajo de Stanislavski.

Por tal motivo, cuando tengo ocasión, repito que no quiero tener alumnos. Quiero tener compañeros de armas. Quiero tener una hermandad de armas. Quiero tener personas afines, incluso aquellas que estén lejos y que, tal vez reciben impulsos de parte mía, pero que son estimulados por su propia naturaleza. Otras relaciones son estériles: producen sólo o el tipo del domador que domestica a los actores en mi nombre, o el diletante que se encubre con mi nombre.

Fragmento tomado: De la revista Máscara Nos. 11-12 pag. 18 y 19 (Número especial de homenaje a Grotowski)

Texto basado en la grabación de la conferencia de Grotowski en la Brooklyn Academy de New York, el 22 de Febrero de 1980.

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